Acabo de ver los resultados de las elecciones al Parlamento europeo y como siempre todos los partidos ganan y ninguno pierde.
Han votado algo más del 45% de las personas con derecho a voto. Lo que quiere decir que casi el 55% no lo ha hecho. Eso es una mayoría abrumadora. Jamás un partido ha conseguido el 55% del total de los votos posibles, sin embargo, ninguno de ellos toma eso como lo que es: que el 55% de los votantes no quiere a ningún partido o, mejor dicho, a los políticos que los representan. Bien al contrario, hablan de la abstención como un simple dato estadístico sin apenas valor político. Pero la realidad es así:
Ciudadanos que no quieren a ningún político (de los que se han presentado) 14.500.000 aprox.
Ciudadanos que votan 12.200.000 aprox.
Si el PP tiene algo más de 6.000.000 de votos y el PSOE algo menos de esos 6.000.000 de votos, lo que representa en el mejor de los casos un 22% del total, como pueden unos y otros decir que gobiernan u opositan en nombre de una "mayoría" del pueblo español, si sumando los votos de los dos siguen siendo "minoría"
Pero la gran mentira disfrazada de verdad que nos cuentan es que el que no vota no tiene derecho a quejarse. Pero no quieren saber; bueno, hacen como que no lo saben, que el voto es un "derecho" que se puede ejercer por acción o por omisión. Sin embargo, parece ser que el que no vota no existe. Deberían empezar por cumplir los dos grandes mandatos de esa Constitución con la que algunos, aunque no la votaron, se llenan la boca: Cada español una vivienda, cada español un trabajo. Así iríamos todos a votar y, posiblemente, botando de alegría.
Lo que he dicho mil veces: ellos viven en un mundo y la "gente corriente" (la Sra. Aguirre dixit) vivimos en otro. O dicho de otra manera "No hay peor ciego que el que no quiere ver". Lo malo es que uno de esos ciegos es el que conduce el autobús en el que viajamos todos, los que votan y los que no.
Que no nos pase nada.
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